Eichmann en Jerusalén por Hannah Arendt

 La escritora alemana Hannah Arendt, en su texto titulado “Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal” nos presenta una especie de informe en el que desarrolló a detalles el caso del austroalemán Otto Adolf Eichmann, también conocido como principal responsable del genocidio de la población judía provocado por los nazis durante la época de la Segunda Guerra Mundial. Hannah, en el texto, nos cuenta todo sobre el juicio que se le realizó a Eichmann en Jerusalén, y entre esas cosas, indaga sobre la razón de ser de los nazis, para así, conocer (desde el punto de vista nazi) las causas y forma de proceder contra el pueblo judío (holocausto). 

La escritora busca exponer el cómo de tantos actos catastróficos y aparentemente “injustos” fueron alentados al poder en la época, es decir, que todas aquellas decisiones tomadas que acababan en genocidio judío, venían desde los mismos regímenes militares, políticos, e incluso con apoyo de naciones aliadas. Esto lo que demuestra era la total vulnerabilidad que sufría la población judía. Sin embargo, así como se menciona sobre ello, Hannah también hace mención de otras decisiones que se tomaban dentro de los mismos judíos sobre el sacrificio entre ellos, y es aquí donde empiezan a surgir interrogantes como: ¿Qué hay dentro de la mente humana para sacrificar a tus propios hermanos? ¿Qué hay dentro de la mente de los nazis para llevar a cabo todo lo que engloba el holocausto por deporte? ¿Verdaderamente eran justos y necesarios todos esos actos por parte de los nazis? ¿Era lo correcto? 

Para concretar algunos de sus argumentos expuestos, Arendt discute ciertos conceptos que, a lo largo del texto, ayudarán a definir planteamientos sobre los hechos. Estos conceptos son el bien y el mal y cómo se pueden distinguirse en las acciones cometidas por los nazis. En el texto, la escritora muestra como Eichmann era incapaz de diferenciar entre lo que estaba bien y lo que estaba mal, es decir, para él solo había decisiones que se debían tomar, sin importar si estas estaban acompañadas del bien o del mal, y así como Eichmann, pues, se debe desenvolver todo el movimiento nazi. Es por esto que, dentro de la filosofía de Hannah Arendt, podemos encontrar que, su conceptualización del bien y el mal, va mucho más allá de ser adjetivos calificativos, puesto que, utiliza estos para definir hechos, por lo que, en este caso, considera el mal como todo aquello (movimientos, figuras públicas, etc.) que promueva la subordinación y la incapacidad del ser. A la filosofía en la que la escritora Hannah Arendt se apega, no solo en el texto, sino también para basarse en su teoría de justicia, fue en la del filósofo alemán Immanuel Kant, ya que, es de las teorías de justicias más arraigada y defensora de la humanidad.

 Finalmente, la escritora relatando los hechos, y a su vez, haciendo la reflexión, nos plantea la idea de que (con pruebas de que no se necesita tener algún desorden mental para tomar decisiones aberrantes) cualquier persona que se deje llevar por las emociones es totalmente incapaz de lograr identificar lo que es el bien y el mal, lo que es justo y lo que no. En otras palabras, Arendt (1999) hace entender que:

 Ahora nos dicen que, según los psiquiatras, Eichmann era «un hombre dominado por una peligrosa e insaciable necesidad de matar», «una personalidad perversa y sádica». (…) «Por cierto que algunos de mis mejores amigos resultan que son antisemitas». Pero nadie le creyó. (…) Y los jueces tampoco le creyeron, porque eran demasiado honestos, o quizá estaban demasiado convencidos de los conceptos que forman la base de su ministerio, para admitir que una persona «normal», que no era un débil mental, ni un cínico, ni un doctrinario, fuese totalmente incapaz de distinguir el bien del mal. Pág. 21 

Se creía (incluso en el caso de Eichmann) que, al no actuar conscientemente, sino solo por dejarse llevar por las situaciones, cualquiera podría estar libre de responsabilidad, ya que fue algo que se hizo sin intención, pero no. Arendt plantea claramente que, sea cual sea el origen de tu acto (emoción o conciencia) siempre se tiene la opción de reflexionar, por lo que, siempre hay que tomar responsabilidad; y de eso dependerá si te permitirás a ti mismo reflexionar y actuar como sea correcto, o de convertirte en un criminal. 

Recordando esta obra como un texto informativo, podemos encontrar que, una de las ideas que Arendt expone es que, al hacer un análisis de Eichmann como persona, su personalidad, llega a la conclusión de que realmente no se necesita ser un desquiciado para cometer actos horribles, es decir, cualquier persona, incluso sana mentalmente, puede hacerlo si lo quisiera. Sobre esto, Arendt (1999) respondiendo a la pregunta sobre si puede volver a ocurrir una especie de holocausto, esta responde que: 

el poderoso argumento de que todo paso que, para bien o para mal, dio la humanidad en su historia, está condenado a ser el umbral del siguiente hito en su camino hacia su salvación o destrucción, según el caso. Y advierte con toda razón, que los arsenales con armas de destrucción masiva que algunos estados alimentan de modo incesante, pueden ser el preludio que indique que su diagnóstico es acertado. Pág. 3 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

Arendt, H. (1999) “Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal”. Editorial Lumen. Barcelona. España

Entradas más populares de este blog

Sobre la distinción entre ética y moral por Gustavo Ortiz

¿Pueden los computadores pensar?

Husserl y fenomenología