La inexistencia de una filosofía latinoamericana

 Desde hace muchos años atrás, existe la filosofía en América Latina, pero, ¿una filosofía latinoamericana? o ¿simplemente se practica la filosofía en América? La filosofía empieza a surgir en Latinoamérica desde la colonización, es decir, desde el siglo XVI, sin embargo, es a partir del siglo XIX que empiezan a aparecer luces de una filosofía propiamente latinoamericana, pero ¿realmente es latinoamericana? o yéndonos más a fondo ¿realmente es filosofía? Estas interrogantes nos permiten cuestionarnos sobre la filosofía latinoamericana al pensar en la filosofía se trata, según el profesor Eduardo Infante (2021) en “examinar la vida, es un interrogar la vida para poderla vivir humana y cabalmente"; sin embargo, es el filósofo peruano Francisco Miró Quesada quien con su pensamiento apelando a forjar nuestro propio destino, nos expondrá un planteamiento sobre uno de los problemas con la filosofía latinoamericana. 

 Francisco Miró Quesada nos habla de una educación filosófica que, a diferencia de la educación científica, la filosofía necesita de una tradición, de una historia, de una vivencia para poder llegar a su comprensión, porque de lo contrario, simplemente se estarían leyendo líneas a las que no se le encontrarían sentido, ya que, verdaderamente no sabríamos a fondo de lo que se está hablando, sobre esto, Quesada (1976) explica que: 

 Los pioneros y sus primeros discípulos, a fines del siglo pasado y comienzos del presente, no tuvieron una clara conciencia de lo que sucedía, porque esta conciencia no puede adquirirse de forma reflexiva. Los fenómenos culturales, como los individuales, se viven primero y después se interpretan. 

Con esto claro, podemos continuar con dicho planteamiento que nos expone Quesada sobre el problema que hay con esto junto con la filosofía latinoamericana que, a pesar de que este filósofo basaba sus pensamientos a través del conocimiento científico, este también creía que nosotros mismos podíamos crear nuestro destino, en este caso, se pudo llegar a pensar que si somos capaces de entender nuestra historia, pues, seriamos capaces de crear nuestra filosofía latinoamericana, exactamente lo que Quesada (1974) expuso fue:

 Por el solo hecho de plantearse la necesidad de comprender cabalmente los conocimientos filosóficos estudiados a través de la recuperación histórica, el pensamiento latinoamericano inicia un proceso de constitución filosófica en el cual él es un factor integrante. Tomar conciencia de esta necesidad y de la índole de este desarrollo interno, es, ya forjar el proyecto de hacer una filosofía auténtica. Y forjar el proyecto de una filosofía auténtica es afirmar de antemano que esta filosofía es posible. El nacimiento del proyecto latinoamericano de filosofar significa por eso, un acto de fe. 

Sin embargo, si, en efecto, no se niega la posibilidad de la existencia de dicha filosofía latinoamericana, pero, hay algo que no se está tomando en cuenta, y que Quesada si lo hizo también, y es que, a pesar de que conozcamos nuestra historia, la filosofía se va a basar en nuestras vivencias más que en nuestra historia; no es historia latinoamericana, es filosofía, y son nuestras vivencias desenfocadas las que no nos permitirán crear una filosofía autentica de América Latina. 

 Nuestras vivencias desenfocadas tienen que ver con la diferencia y desorientación que tenemos al creer que, en Latinoamérica, es está haciendo filosofía autentica, cuando realmente, estamos haciendo filosofía basándolos en otra filosofía que tuvo como método de obtención de conocimientos una vivencia que, es principalmente distinta a la nuestra, y que, además, nos llevan más de veinte siglos de diferencia, por lo que, a esto, Quesada (1976) nos explica que: 

La filosofía europea se yergue como el non plus ultra, como lo acabado, lo definitivo. Lo más que se puede esperar es poder enseñar, en la medida de nuestras escazas posibilidades, esa formidable mole de sabiduría. Esta enseñanza es limitada, modesta, reverente. De esta manera la actividad filosófica latinoamericana se reduce a la enseñanza en la cátedra de nuevas doctrinas, profundas y difíciles, que deslumbran y entusiasman al auditorio. Y la tradición en la que se basa esa enseñanza, el origen de ella, su sentido último y profundo, es la filosofía europea coetánea. 

 Ya sabiendo de donde nace una filosofía, y cómo hacemos manejo de ella en Latinoamérica, es momento de cuestionarnos si realmente, lo que hacemos en América Latina es filosofía. Al buscar renegar una filosofía por heridas culturales, por ejemplo, y a raíz de eso alegar que nos estamos basando en una filosofía auténticamente latinoamericana, según la lógica, es una falacia, recordando la falacia como “un razonamiento no válido o incorrecto, pero con apariencia de razonamiento correcto.” 

Tanto dar por hecho la existencia de una filosofía latinoamericana, como ser autor filosófico latinoamericano, basándose en una filosofía que realmente es generalmente occidental (y no auténticamente latinoamericana como buscan querer que sea) son completamente falacias desde cualquier punto que pueda ser evaluado, ya que, los argumentos sobre su existencia atacan y argumentan sin razones bases, y hacen parecer la filosofía latinoamericana como la única racionalmente correcta, además, rechaza y critica otros planteamientos en base a antecedentes históricos y culturales, pareciendo creer obligar a sus seguidores a creer en esta, mostrando un tipo de postura crítica e ideológica; y lo más importante, es que las argumentaciones de esta filosofía, simplemente repiten lo mismo una de la otra sin generar ningún tipo de nuevas conclusiones, hallazgos ni reflexiones. 

 Es con esto con lo que finalmente concluyo con decir sobre las interrogantes sobre la filosofía en América Latina, y es que si, podría verificar la existencia de la filosofía en Latinoamérica, si se hace uso de ella, si es estudiada y aplicada y muchos ámbitos educacionales y literarios, sin embargo, la existencia de una filosofía netamente latinoamericana, por los momentos, difiero de esa posibilidad, no porque no sea posible, ni porque no se esté haciendo el intento, simplemente por el hecho de que, lo que ya existe, está, primero basada en filosofías europeas coetáneas, que realmente no tiene nada de malo, simplemente no es únicamente latinoamericana, es occidental, y segundo también está manchada por posturas críticas, es decir que según García y Jaksic (1983): “se ha usado y se usa en la América Latina, según los partidarios de este punto de vista, para sustentar ciertas ideas que permitan la continuación del status quo y el beneficio de ciertas clases sociales.” Por lo tanto, al mantener una “filosofía” basada en las intenciones que esta pretende, y no en lo que se debería lograr, son acciones que muestran la imposición cultural de las intenciones por encima de las funciones que esta busca obtener, y eso, no es ético, y al no contar con argumentaciones lógicas y ética, es imposible que exista filosofía.

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

Martins, A. (2021). "Filosofar es examinar la vida, cuestionarla, interrogarla, precisamente para poderla vivir humana y cabalmente". BBC News Mundo. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-55664858 

Quesada, F. (1974). “Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano”. Universidad Autónoma de Nayarit. Disponible en: https://enriquedussel.com/txt/Textos_200_Obras/Filosofia_liberacion/Despertar_proy ecto-Miro_Quesada.pdf 

Quesada, F. (1976). “El problema de la filosofía latinoamericana”. México, Fondo de Cultura Económica. Pág. 30-57 y 66-70 “Falacias lógicas” Disponible en: http://www.xtec.cat/~lvallmaj/preso/fallog2.htm. 

Poza, U. “Los 10 tipos de falacias lógicas y argumentativas”. Disponible en: https://medicoplus.com/psicologia/tipos-falacias-logicas-argumentativas 

Belohlavek, P. (2005). “El Origen de las Falacias Humanas”. Editorial Blue Eagles Group Roberto. “Filosofía Latinoamericana”. Disponible en: http://www.robertexto.com/archivo9/filos_latinoa.htm#top 

García y Jaksic, J y I. (1983). “Filosofía e Identidad Cultural en América Latina”. Monte Ávila. Caracas, Venezuela.

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