Nuestra Verdadera Identidad

Desde época de conquista hasta la actualidad aun surgen interrogantes sobre lo que verdaderamente pasó con los nativos de nuestras tierras venezolanas durante la llegada de la colonización española. ¿qué terminaron siendo nuestros ancestros?, por lo tanto, ¿cómo podemos identificarnos hoy en día? El filósofo y profesor venezolano José Briceño Guerrero escribió una obra titulada “El Laberinto de los Tres Minotauros” en la que nos expresa un poco sobre su conceptualización sobre el papel que jugamos los latinoamericanos en toda esta historia de colonización. 

 Verdaderamente la colonización europea produjo un completo antes y después en la historia de la población americana. Muchas de las cosas que hoy en día practicamos se debe a nuestras raíces europeas, sin embargo, eso no quita el hecho de contar en nuestra sociedad actual con ciertas costumbres que no vienen precisamente de nuestros orígenes europeos. Según Briceño (2014) “América es resultado de la expansión de Europa y nosotros somos europeos americanos.”, y en efecto; a pesar de que en algún momento nuestra población americana vivieron de sus costumbres indígenas, la llevarse a cabo a total colonización, desde entonces hasta la actualidad, pasamos a vivir un estilo de vida totalmente occidental, es decir, a diferencia de por ejemplo, las poblaciones árabes, actualmente no tenemos nada que nos caracterice como americanos totalmente apartados de lo que es Europa, no tenemos culturas especificas ni religiones propiamente americanas; todo lo que hoy somos, se lo debemos a Europa (incluyendo en la minoría otras culturas que practicamos los americanos provenientes de culturas afrodescendientes y las pocas comunidades indígenas que aun podemos encontrar en América). 

 Sobre esto expone Briceño (2014) haciendo mención a que: 

 Europa se trasladó a América. El principio señorial estaba representado por los exploradores, conquistadores y colonos; el principio cristiano por los frailes en particular y por la viva tradición de los migrantes en general; el principio imperial por la dirección, supervisión y gobierno de la corona; el principio racional por los exploradores científicos (geógrafos, cartógrafos, naturalistas, cronistas, etnógrafos, pensadores) y por las universidades que, menos de medio siglo después del descubrimiento, ya testimoniaban en América el respeto europeo por las letras, el intelecto y el saber. Los cuatro principios constitutivos de Europa no sólo llegaron a América en la plenitud de sus manifestaciones característicamente europeas; sino también en la proporción y relaciones de equilibrio necesarias para garantizar, aquí como allá, el despliegue creador de las potencialidades humanas, sin hipertrofias, atrofias ni distrofias. 

Como podemos notar, los europeos se encargaron de abordar todas áreas posibles para hacernos una extensión de ellos, sin embargo, en lo personal, a pesar de todos estos datos sobre hechos realmente en las que evidentemente vivo y participo, considero más allá de donde venimos y lo que vivimos, es importante también, en el momento de identificarnos, tomar en cuenta lo que somos y lo que vivimos hoy. Con esto pretendo decir que efectivamente son contables las comunidades indígenas que aun hacen vida en nuestro continente (comunidades que a pesar de mantener sus costumbren, indagando podemos encontrar como su vida diaria eta completamente occidentalizada), también son muy pocas las tendencias afrodescendientes que se practican en América, y que prácticamente todo lo que somos tiene el sello europeo, pero aun así, considero que existe una gran diferencia cultural en lo que somos los latinoamericanos (para ser más precisos) con los europeos como para plantear tan marcadamente que somos europeos americanos. 

 En cuanto a cultura se refiere, existe una gran brecha historia que nos permite diferenciarnos con los europeos. Si, vivimos una vida occidental, pero no europea. Más allá de la religión y forma de vestirnos, en los latinoamericanos existe un gen que claramente es capaz de diferenciarnos de los españoles, por ejemplo. Aunque parezca un tema superficial y se vea que solo se hace referencia a una manera de comportarnos, realmente va mucho más allá. Así como Briceño profundiza nuestro origen hasta el punto de determinarnos como “nuevos europeos”, en cuanto a nuestra cultura latinoamericana también se puede profundizar al punto de encontrar el momento exacto en el que nuestro comportamiento pasó a ser distinto al de los europeos, es decir, lo que soy coloquialmente podemos crear diferencias entre nuestra calidez latina con su sobriedad europea. 

 Esta diferencia surge en el preciso momento en el que las poblaciones americanas se vieron en la necesidad de independizarse de los yugos europeos, y esto jamás se lograría ni se hubiesen mantenido con un comportamiento europeo inculcado, por lo que, estas personas tuvieron que enfrentar el dominio con un nuevo comportamiento que les procurara mantener sus objetivos. Esto nos lo explica mejor en profesor de historia de América Latina, Stefan Rinke (2021) en su artículo explicando que: 

Durante unos 400 años, la orientación hacia Europa siguió siendo determinante para el auto posicionamiento de América Latina en el mundo. Los europeos fueron inicialmente los gobernantes extranjeros, pero pronto se convirtieron en parte de las nuevas poblaciones latinoamericanas al echar raíces allí, al "criollizarse". Fueron estos criollos los que criticaron cada vez más el dominio y la explotación europeos durante el periodo colonial, hasta que, a finales del siglo XVIII, culminaron con las llamadas a la independencia, que se consiguió en el continente en el primer tercio del siglo XIX, con pocas excepciones. 

Entonces, concluyo con reconocer nuestras raíces interculturales, con el conocimiento completo y absoluto de nuestra historia sin ningún tipo de herida generacional, sin embargo, considero que verdaderamente tenemos una identidad americana, y sobre todo una identidad latinoamericana que es importante tomar en cuenta en el momento de desmenuzar nuestra cultura, para así, poder visualizar con más claridad de donde venimos y porque en la actualidad somos lo que vivimos. 

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

Briceño, J. (2014) “El Laberinto de los Tres Minotauros”. Editorial Monte Ávila. Caracas. Venezuela.

  Rinke, S. (2021). “América Latina y Europa: Una perspectiva histórica”. Fundación EU- LAC. Berlín, Alemania. Disponible en: https://eulacfoundation.org/es/america-latina-y-europa-una-perspectiva-historica

Ortega, A. (2012). “Poder y dominio en las relaciones culturales entre Europa y América Latina.” Valenciana, Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007- 25382012000100006&lng=es&tlng=es

Werz, N. (2013). “América Latina-Europa: Intelectuales en un mundo multipolar”. Revista Nueva Sociedad. Disponible en: https://nuso.org/articulo/america-latina-europa-intelectuales-en-un-mundo-multipolar/

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