Análisis de “Timeo”

 

El “Timeo” es un reconocido texto del filosofo de la época antigua Platón que, este escribió durante su vejez. Como otros, este texto igualmente se trata de una especie de dialogo y es uno de lo más influyentes por sus temas filosóficos y científicos, ya que, este texto nos habla de cómo naturaleza y la filosofía se encuentran relacionada indirectamente entre sí. Uno de los temas que más se maneja en este texto, es sobre e origen del universo, y cómo su formación les dio cabida a múltiples cosas que hasta la actualidad seguimos estudiando y haciéndonos interrogantes. Uno de estos temas que acá se tratan es sobre el establecimiento del tiempo a partir de la creación del universo.

Según Platón, el creador del universo (en este caso, el Demiurgo, el creador del mundo), le dio origen al tiempo porque necesitaba que su creación (el universo) se “asemejara a su modelo”, es decir, que fuese igual de eterno que él. El Demiurgo al ver su creación tan eterna como él, finalmente decide hacer otra creación mucho más asemejada a su modelo eterno, sin embargo, esta debía adaptarla a lo que ya había creado; es por esto que surge su segunda creación y esta es el tiempo.

El universo es su creación a imagen semejanza, un modelo inteligible eterno y perfecto, mientras que el tiempo (su segunda creación), fue creada igualmente de su modelo inteligible perfecto, pero este cuenta con períodos de descanso, es decir, es igual de eterna, pero cuenta con divisiones, estas divisiones, son el tiempo. A partir de ese momento, se pueden empezar tomar en cuenta el pasado, el presente y el futuro, puesto que, como menciona Platón (360 a.C.) en el Timeo:

Los días y las noches, los meses y los años no existían antes. y Dios los hizo aparecer, introduciendo el orden en el cielo. Estas son partes del tiempo, y como el tiempo huye, el futuro y el pasado son formas que en nuestra ignorancia aplicamos muy indebidamente al Ser eterno. (pág. 176)

Como ya planteó Platón, el tiempo fue establecido por el cielo, puesto que, eran los astros quien dan las señales de cada tiempo, como, por ejemplo, el Sol y la Luna son los primeros representantes de la medida del tiempo, porque son los que indican la llegada del día y la noche; a partir de esto, con ayuda del Sol, la Luna y los números, es que se empiezan a tomar otros tiempos.  

Platón también nos plantea otra naturaleza que pasa y que también tiene la capacidad de medir los tiempos, y esta es a través de otros astros. Así como el Demiurgo creó el Sol y la Luna, también creó otros cinco astros (planetas) con sus respetivas órbitas que, a pesar de que nosotros no podemos verlos, estos también tienen gran carga energética en nosotros, y a su vez son una medida para tomar el tiempo. Cada uno de estos siete astros se mantienen en un constante y eterno movimiento circular y, a s vez, están creando el tiempo; este es el más claro ejemplo del tiempo como una imagen móvil de la eternidad.

Platón (360 a.C.) explica que:

Dios encendió en el segundo círculo, por cima de la tierra, esa luz que llamamos Sol; iluminó de esta manera con un vivo resplandor toda la extensión del cielo, e hizo participar de la ciencia del número a todos los seres vivos, a quienes convenia, los cuales la aprendieron por el estudio de lo mismo y de lo semejante. Así nacieron el día y la noche, la revolución uniforme y regular del movimiento circular (1); el mes, cuando la Luna después de haber recorrido su órbita, se encuentra con el Sol; y el año, cuando el Sol mismo ha recorrido el círculo en que se mueve. (pág. 178)

Podemos ver este tema sobre la creación de la tierra y el universo como una analogía para la definición y caracterización del tiempo y la eternidad. Se conceptualiza al tiempo como parte de la eternidad. Es una eternidad que se encuentra dividida en fragmentos, pero nunca perece, nunca deja de ser, por eso es parte de la eternidad. Platón (360 a.C.), siguiendo la analogía entre el universo y la tierra, y la eternidad y el tiempo, expresa que:

El tiempo fue, pues, producido con el cielo, a fin de que, nacidos juntos, perezcan juntos, si es que deben algún día perecer; y fue hecho según el modelo de la naturaleza eterna, para que se pareciese a ésta todo lo posible. Porque el modelo está siendo de toda eternidad, y el tiempo es desde el principio hasta el fin, habiendo sido, siendo y debiendo ser. (pág. 177)

 

Referencias Bibliográficas

 

Platón. (360 a.C.) “Timeo”. Tomo VI. Edición De Azcárate P. (1872) Madrid, España.

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