Tercera Meditación de René Descartes

 Rene Descartes realiza una tercera meditación, la cual nombró “Acerca de Dios; que existe”. Esta tercera meditación es una de las más largas, pero sin duda alguna, es una de las más interesantes e importantes. 

En esta meditación Rene tiene como finalidad terminar de asegurar la existencia de un mundo sensible, pero ahora lo hace refiriéndose a la existencia de Dios. 

Descartes aseguraba de que había cosas de las que no se podía dudar su existencia, como el tacto, el mismo acto de dudar e incluso las matemáticas. Sin embargo, también empezó a creer que posiblemente existiera un Dios o cualquier otra potencia que quería que él pensara que dichas cosas eran seguras; que por ejemplo, creyera que cuando tocamos algo es porque existe, que porque piensa existe, o incluso que le esté haciendo creer que dos más dos son cuatro. Mejor expresado por Descartes:

“Cuando consideraba algo muy simple y muy fácil referente a la aritmética y a la geometría, por ejemplo, que dos y tres juntos producen el número cinco, y otras cosas semejantes ¿no las concebía al menos con suficiente claridad como para asegurar que eran verdaderas? Es cierto que si luego he juzgado que se podía dudar de estas cosas, no ha sido por otra razón, sino porque me venía al espíritu que tal vez algún Dios había podido darme tal naturaleza que siempre me engañase con respecto a las cosas que me parecen más evidente” 

La reflexión de Rene consiste en que si existe algo omnipotente que es el causante de sus sensaciones, estará manifestándole las cosas similares a la realidad o si son cosas totalmente distintas. 

Es posible que si exista un ser que conduce nuestras ideas, sin embargo, hay que identificar quien es quien lleva a cabo nuestros pensamientos, si un Dios bueno o un genio maligno. Para ello, debemos descartar la idea de que pueda existir un genio maligno (aunque exista) para poder sacar de nuestra mente el hecho de que posiblemente podemos estar siendo engañados o confundidos, y así, solo le damos cavidad a ese Dios bueno. Pero ahora entra una nueva interrogante: ¿Cómo aseguramos la existencia de un Dios bueno?

Para ello, Descarte se concentra en reconocer que dentro de las mentes existen muchas ideas, no importa si son acertadas o desacertadas, el hecho es que existen. Sin embargo, aunque todas las ideas sean iguales y se originan de la misma forma, solo hay una idea que es distinta; es perfecta y tiene más valor que cualquier otra, y esa es la idea de que exista un Dios único, bueno, infinito y  poderoso. 

Más adelante, Rene explica que toda idea debe tener una causa, es decir, si pensando algo, eso nos produce una idea, debe tener una razón de ser. Por lo tanto, si dentro de nuestras mentes existe la idea de un Dios bueno, poderoso e infinito ¿Cuál es su causa? 

Se debe acotar que siempre las ideas que surgen en  nuestra mente provienen por una razón con el mismo poder de la idea, incluso, muchas veces hasta con más poder. Y es por eso, que se llega a la conclusión de que si debe existir un Dios bueno que genera nuestras ideas, ya que, nosotros los humanos, simplemente cosas que piensan, seres finitos, no podemos producir una idea infinita como la idea de Dios, ya que, seres finitos producen ideas finitas, seres infinitos (Dios) nos producen ideas infinitas (la idea de un Dios). Por lo tanto, se afirma la existencia de Dios, ya que sin él no pudiese tener una idea de Dios todopoderoso, bueno e infinito, es decir:

“Con el nombre Dios entiendo una sustancia infinita, eterna inmutable, independiente, omnisciente, todopoderosa, y por la que yo mismo, y todas las demás cosas que existen (si es verdad que hay algunas que existen), han sido creadas y producidas...Y por lo consiguiente, de todo lo que he dicho antes es preciso concluir necesariamente que Dios existe; porque, aunque la idea de sustancia esté en mi por el mismo hecho de que soy una sustancia, sin embargo yo, que soy un ser finito, no tendría la idea de una sustancia infinita si no hubiera sido puesta en mí por alguna sustancia que fuera verdaderamente infinita”


REFERENCIA BIBLIOGRAFICA


Descartes, R. (2012). Descartes. Gredos. España, Madrid


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