Verdades y Realidades de San Agustín de Hipona

 San Agustín en su obra “Los soliloquios” defiende y explica que lo que es verdad y lo verdadero son dos cosas distintas. Un ejemplo para poder entender que verdad es una cosa y lo verdadero es otra, es la belleza. La verdad es aquello que existe en nuestra mente, por lo tanto, la verdad de lo que es la belleza es aquella concepción que tenemos personalmente de ella, mientras que lo verdadero es lo que realmente es en el mundo sensible, más allá de la percepción que se tenga de belleza. 

Podemos tener la idea de que la belleza es algo hermoso, esa puede ser nuestra verdad, sin embargo, en el mundo sensible, podemos encontrarnos con que la belleza pudiese ser aquello que nos causa felicidad, eso es lo verdadero, y así podemos empezar a darnos cuenta que realmente no todo es verdad y aprenderemos a diferenciar lo verdadero de la verdad con todas las cosas. Aunque lo verdadero y la verdad sean cosas distintas, tienen cierta relación, porque todo lo que es verdadero nace de la verdad, es decir, podemos reconocer algo verdadero a través del concepto de verdad que tenemos de ello. Sin embargo, lo verdadero nunca será igual a la verdad, solo será lo más parecido posible a la verdad. 

La verdad es independiente de lo verdadero, tan así que, aunque aquello que es verdadero en algún momento desapareciera, la verdad siempre permanecerá en el tiempo. Por ejemplo, cuando una flor (verdadero) muere, el concepto de flor seguirá existiendo dentro de la mente que la imagina (verdad). Se dicen que todo aquello que no percibir ni imaginar existe, sin embargo, la verdad no ocupa lugar en el mundo físico, lo verdadero si, aun así, la verdad es tan real como lo verdadero, ya que la verdad vive en el pensamiento humano, por lo tanto, si existe. 

Una vez entendido este tema, San Agustín considera importante definir con un poco más de profundidad qué es la verdad. Podemos definir como “verdad” a aquellas cosas que llegamos a conocer, es decir, que podemos percibir con los sentidos. Se define la verdad de esa manera porque todo lo que nuestra mente piensa o imagina, es porque ya existe, ya que, de lo contrario, jamás pudiésemos pensar ni muchos menos hablar de algo que no es conocido.Eso que no llegamos a conocer, no quiere decir que sea falso, simplemente no existe. Se puede definir como falso, todas aquellas cosas que no son lo que pensábamos que era. 

Todo ese asunto acerca de la verdad y la falsedad, hace ver a Agustín de Hipona otro asunto digno que filosofar, y es el origen del mal, tema que desarrollará en su obra “Del libre albedrío”. San Agustín entiende al mal como la mismísima ausencia de Dios, al no tener a Dios cerca de nuestras vidas, empezamos a cometer males que posteriormente llenaran nuestra vida de desgracias y comenzaremos a padecer ciertos malos. 

Dentro del tema de lo que es el mal, existe dos males: el mal que comete el hombre y el mal que siente el hombre, y hay muchos cuestionamientos que dicen: si Dios es bueno, bondadoso y creador del todo, ¿Por qué entonces creo el mal? Dios no es el creador del mal que comete el hombre, porque aunque fue Dios quien nos creó, también nos otorgó un libre albedrío, que nos permitirá decidir si obrar para el bien o el mal, por lo tanto, el único creador del mal hecho por el hombre, es el hombre mismo. 

Ahora, Dios, como toda figura paterna, su función siempre es corregir y conducir a sus hijos al bien. El origen del mal que siente el hombre, efectivamente es Dios, porque al darnos un libre albedrío, lo que se espera es que sepamos cómo utilizarlo para siempre hacer el bien, de lo contrario, es necesario que Dios castigue a todos aquellos que obran para el mal. Al hablar del libre albedrío como origen del mal hecho por el hombre, parece ser una decisión absurda por parte de Dios al darnos ese poder de elección, lo que aún no se entiende es que al habernos otorgo dicha libertad, Dios puede medir la calidad de persona que somos, es decir, al nosotros tener un libre albedrío, tenemos la voluntad de poder hacer el bien o el mal, acciones por la que Dios podrá premiar o castigar. De otro modo, no tendríamos como diferenciar a una persona buena de una mala, ya que, estaríamos haciendo lo mismo, es decir, lo  mandado por Dios y una premiación o un castigo por simplemente hacer lo que debemos hacer no tendría sentido y sería una injusticia. 

Este mal de que hemos estado hablando, no es en lo absoluto una conducta aprendida, ya que el aprender es sinónimo de conocimiento, y el conocimiento es Dios. El mal nunca puede ser algo aprendido, porque sea lo que sea que estés aprendiendo, estas adquiriendo un nuevo conocimiento y en ese acto, se encuentra Dios.  Cuando una persona actúa mal, es porque es un individuo apartado de Dios, es un ser con poco conocimiento, por lo tanto, un algo maligno es falta de conocimiento, es decir, falta de Dios. 

San Agustín siempre tuvo como objetivo el hacer entender que necesitamos tener siempre a Dios cerca de nuestra vida, porque Dios es sinónimo de bondad, inteligencia, conocimiento y razón, porque que al permanecer cerca de él, seremos personas con la razón de la mano de todos nuestros placeres, personas conocedoras que llegaremos inteligentemente a obrar para el bien, utilizando correctamente nuestro libre albedrío. Así como encontramos estos objetivos, también podemos encontrar algunos problemas que pueden llegar a ser puntos de discusión, como lo son el libre albedrío, tomando en cuenta los diferentes puntos de vista que se tiene de esta decisión tomada por Dios, opiniones como que el libre albedrío fue un error porque incita al hombre a pecar, por lo tanto se dice que el pecar y el obrar mal va en la naturaleza del ser humano gracias al pecado original, que no hubiese ocurrido si no se hubiese tenido el libre albedrío.

Otro problema y punto a discutir seria las diferentes percepciones que se tiene del mal y su origen, hay quienes piensan que todo tipo de mal es creación de Dios, ya que fue él el creador de todo, por lo tanto, también tuvo que crear el mal, así sea para ser necesitado en momentos de agonía. Y por último, el tema de la verdad, también es otra problematización y punto de discusión por las miles de teorías existentes de lo que es verdad, verdadero o falso. 


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